El delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, acompañado por el concejal delegado de Limpieza y Zonas Verdes, José Antonio Martínez Páramo, y el concejal de Villa de Vallecas, Carlos González, ha visitado el parque Camino de Vasares, donde están finalizando los trabajos de control y reducción de la oruga procesionaria. Estas acciones, que se llevan a cabo en los parques y zonas verdes de la ciudad, abarcan desde el verano hasta febrero, momento en el que las orugas descienden de los árboles para iniciar su metamorfosis.
Los trabajos realizados por el Ayuntamiento en las campañas previas han tenido un impacto importante en la disminución del número de nidos retirados a lo largo de los últimos años, demostrando el compromiso y la eficacia de las acciones emprendidas por el Ayuntamiento para abordar esta problemática. En los meses de enero y febrero de la presente campaña, periodo en el que se procede a la retirada de los bolsones, se han eliminado un total de 21.198 nidos de este insecto.
Estas acciones se llevan a cabo en zonas verdes y parques de titularidad municipal de los 21 distritos, con un enfoque particular en áreas donde proliferan pinos y cedros. Además, se prioriza la intervención en parques forestales como la Casa de Campo, Dehesa de la Villa y la Finca de Tres Cantos, así como en parques de barrio como Pinar de la Elipa, Pinar de San José y el Parque de la Ventilla, entre otros.
Técnicas empleadas para el control de la oruga
El tratamiento de la plaga de orugas procesionarias se realiza mediante técnicas respetuosas con el medio ambiente, que comprenden cuatro fases distintas. En primer lugar, durante los meses de verano, se implementa la colocación de trampas con feromonas en las zonas verdes municipales, con el fin de atraer y capturar ejemplares macho de la mariposa procesionaria.
Esta estrategia interrumpe el apareamiento de las mariposas hembra, reduciendo así la puesta de huevos y el consecuente surgimiento de orugas. En la presente campaña, se han desplegado un total de 4.233 trampas de este tipo.
A continuación, entre los meses de octubre y noviembre, se lleva a cabo la aplicación de endoterapia en ciertos árboles. Esta técnica consiste en la introducción de productos fitosanitarios autorizados en la savia de los árboles mediante pequeños orificios, para que lleguen a las hojas que las orugas consumen y así perecer.
Este tratamiento se aplica selectivamente en ejemplares que presentan dificultades de acceso, ya sea por su altura o por su ubicación en patios interiores o zonas cerradas y se ha aplicado en un total de 3.174 árboles.
La retirada de bolsones, la técnica más efectiva
Después, durante los meses de enero y febrero se lleva a cabo la retirada de los nidos de las orugas. En este proceso se utilizan tijeras de pértiga o plataformas de poda para acceder a los “bolsones» ubicados en las copas de los árboles, principalmente en pinos y cedros. Esta labor representa un esfuerzo significativo y se considera la más efectiva en la eliminación de estos insectos.
Como fase final del tratamiento, en febrero se instalan anillos perimetrales alrededor de los troncos de los árboles para evitar que las orugas desciendan al suelo y formen procesiones. En la presente campaña, se han colocado 1.717 anillos de estas características.
Los trabajos se realizan con especial incidencia en zonas infantiles y estanciales y en entornos de centros escolares. Las labores están enmarcadas en los vigentes contratos de conservación, mantenimiento y limpieza de las zonas verdes y arbolado viario de la ciudad de Madrid y de parques y viveros.
Recomendaciones a los ciudadanos
El Ayuntamiento hace hincapié en la importancia de evitar la manipulación y el contacto cercano con las orugas procesionarias. La curiosidad natural de niños y mascotas ante el peculiar comportamiento de estos insectos puede llevarlos a acercarse peligrosamente, incluso a manipularlas directamente.
Es crucial tener en cuenta que, cuando se sienten amenazadas, las orugas pueden liberar pelos urticantes que causan lesiones en los ojos, piel y mucosas. Para evitar este contacto, es importante que los niños conozcan su apariencia y comprendan los riesgos asociados y así evitar cualquier interacción con ellas.
Para ello, se pueden utilizar imágenes o fotografías y explicarles los peligros de aproximarse a los bolsones o a las orugas en el suelo, especialmente durante los meses de diciembre a marzo, cuando se vuelven altamente urticantes en sus etapas finales.
Si algún ciudadano detecta la presencia de orugas procesionarias, se recomienda no entrar en contacto con ellas y dirigirse de inmediato a los servicios municipales a través del teléfono gratuito 010.