Un viaje en coche por las montañas del Tirol, con Cat Stevens sonando en la radio y una pareja, ella española y él, austríaco, en los primeros momentos de su romance, propiciaron la creación de una firma de joyería, Laurissi, basada precisamente en los sentimientos y las palabras perfectas para transmitirlos: la poesía.
Laura Zalve (Madrid, 1991) y Mario Loferer (Kufstein, 1987) se conocieron unas vacaciones en Las Vegas, Estados Unidos. Un encuentro en la “ciudad del pecado”, como bromea Laura, que prosiguió en Europa, en Menorca: se enamoraron, pese a las distancias, que igual ya no existen en una Europa unida e híper conectada.
Y en un viaje decidieron compartir romanticismo con el mundo: montaron un proyecto juntos. Laurissi es hoy una firma de joyería única, porque su apuesta se basa y se concentra en el poder transformador de las palabras.
Laura, que estudió Publicidad y Relaciones Públicas, es hoy su CEO y Directora Creativa. Mario, que es piloto de aerolíneas comerciales, el CFO encargado de que la nave siga su curso. Hablamos con ella para desentrañar todo lo que esconden unas joyas extraordinariamente meditadas, deliciosamente construidas y cargadas de profundos pensamientos universales.
- ¿Cuándo nace Laurissi y qué lo motiva?
- Laurissi se creó en 2017 como un concepto. En principio iba a ser una firma de moda, no exactamente lo que es hoy. El concepto era, y sigue siendo, “Vestir tus sentimientos”. ¿Cómo? Lógicamente, al principio pensamos en prendas, pero diseñadas desde cero. Mucha gente comienza escogiendo una camiseta ya producida, y estampándole lo que quiere. Esa no era nuestra idea: queríamos hacer algo personal, escoger patrón, elegir telas… teníamos buenas ideas, bordábamos ya versos en el puño, en el cuello. Aún así, tardamos bastante desde que tuvimos la idea hasta el momento de lanzar las tres primeras prendas. Las únicas que lanzamos: nos habíamos metido en un berenjenal (ríe).
- Es una firma que sale de una pareja. ¿No es complicado emprender juntos, mezclar relación y trabajo?
- No para nosotros. Yo además sabía que quería ir por mi cuenta, emprender: mi padre también montó su negocio. Es editor de facsímiles medievales. Y yo he visto de siempre lo mucho que le gustaba, la vida libre que tenía, mucho más libre que la de mi madre trabajando por cuenta ajena. Y Mario como me apoya bastante en todo, enseguida me dijo que sí, que debíamos hacerlo.
- Que tu padre sea editor parece explicar en buena parte el origen y vínculo con la palabra escrita, la poesía y los libros que subyace en Laurissi…
- Efectivamente. Aunque la poesía fue algo que me inculcó mucho más mi madre, una gran autodidacta, cuando me recitaba poemas de pequeña y me dejaba embobada. Con poesías muy sencillas, como “¿Qué es poesía?” de Bécquer. Pero es verdad que mi padre me transmitió el amor al libro, como continente y objeto, pero también como una fuente de pensamiento e ideas. Crecí rodeada de libros antiguos, muchos lógicamente, por su trabajo en la literatura medieval, eran libros de horas, religiosos, biblias… pero libros maravillosamente iluminados
- ¿Cuándo derivó Laurissi hacia la joyería?
- Fue paulatino. Cuando lanzamos las primeras prendas, la poesía ya estaba presente: venían con unos versos de autores de ahora, de Elvira Sastre, de Chris Pueyo, Miguel Gane… con la idea de que nos ayudará y empujara en las redes sociales. Darnos a conocer entre un público que ya leía poesía actual. Pero no terminó de funcionar como nosotros esperábamos. Así que pivotamos y nos abrimos a hacer diferentes tipos de productos, siempre con la poesía y ese “vestir sentimientos” por detrás. Hicimos pañuelos, parches para customizar la ropa… al final, yo quería hacer algo con el verso “poesía eres tú”, de Bécquer, que es uno de los versos más directos de nuestra tradición poética. Y lo veía siempre como una joya. Porque es algo que tienes que llevar y que tenía que ser eterno, perdurable, para siempre… ¡y además eran tres palabras! ¡Eso en un anillo cabía perfectamente! (ríe). Lo pensamos y lo hicimos. Fue nuestro primer “hit”…
- ¿Tenías algún tipo de experiencia en el mundo del diseño de joyería? Porque no es un mundo fácil, y requiere bastantes conocimientos técnicos…
- Pues no. Lógicamente, por mis estudios, siempre estás en contacto con el diseño, pero más con el diseño gráfico y en mi caso, que me especialicé en copywriting, con las palabras y las ideas… por eso nuestra forma de trabajar es tan singular. Para nosotros primero está el verso. Luego, con ayuda de nuestra diseñadora jefa, vemos cómo podemos convertirlo en joya, hacemos uno o varios bocetos con las ideas que vamos teniendo mano a mano, juntas, cuanto más detallados mejor. Y luego vamos al taller, y se lo explicamos sobre el dibujo…
- ¿Hasta dónde querías llegar con la firma?
- ¡A vender en El Corte Inglés y en todas las tiendas de España! (ríe). Ahora en serio: ya he asumido que la poesía no es un arte de masas. Aunque también es verdad que está viviendo su propio auge, gracias en parte a las redes sociales. La gente comparte mucho texto breve, y los mejores textos breves son los versos: los más inteligentes, los más expresivos, los que más te pueden llegar adentro…
- ¿Podemos intuir que esta firma representa lo que tú veías que no había en el mundo de la joyería española?
- Bueno: yo siempre he necesitado, cuando me he encontrado un poco baja de fuerzas, recurrir a las palabras. Nuestro “claim”, de hecho, es “las palabras pueden cambiar tu mundo”, algo en lo que creo realmente. Siempre he subrayado frases que me interesan en los libros, las he apuntado, me las he puesto en post-it por la habitación… pero no había llegado a la posibilidad de llevar ese verso conmigo. Y es verdad que eso no estaba en la joyería que habitualmente ves. No lo estaba haciendo nadie tal y como nosotros lo veíamos. Nuestras joyas son claras como ideas, no son joyas tremendamente diseñadas, para un público minoritario o para ocasiones especiales. No: son joyas para cualquier ocasión, y lo suficientemente sutiles, distintivas y claras como para gustar a muchas personas diferentes.
- Parece como si, dentro de este espíritu y el poder de la palabra que mencionas, tus joyas adquirieran la fuerza de un talismán para quien las lleve…
- Es algo que creo que está pasando cada vez más. A medida que incorporamos versos más profundos. Porque mirarte a la mano y leer “Hoy es siempre todavía” de Machado, te cambia un poco el día. ¿No?
- ¿A qué tipo de mujer van orientadas tus joyas? ¿Tienes un perfil de clienta ideal?
- Creo que nuestras clientas tienen un gusto claro por la poesía, pero tampoco son ratones de biblioteca: les gusta ir a un “brunch”, la vida de día, moverse en un modo “slow life”… están entre los 30 ó 35 años hasta los cincuenta y tantos, porque es verdad que tenemos clientas jóvenes, pero que nuestras joyas también gustan mucho a sus madres. Y es muy curioso: un montón de chicas que nos escriben por Instagram nos confiesan que nunca antes habían llevado joyas, que las nuestras son sus primeras. Esto me hace pensar si no estoy diseñando joyas para las mujeres que nunca llevan joyas (ríe). O para una primera vez.
- ¿Cómo crees que es la relación de las mujeres hoy con la joyería? ¿Ha cambiado frente a lo tradicional?
- Sí que ha cambiado. Hoy más que una joya grande, como gustaba mucho antes, se prefiere llevar varias joyitas pequeñas. Esto no es mucho el concepto de Laurissi, aunque es verdad que alguna de nuestras joyas se pueden combinar. Pero nuestra visión es más que la joya, que se puede leer, brille por sí sola y no necesite de otras… creo que esto siempre resulta más elegante, más clásico. Nosotros apostamos por una joya más sutil, que no fuerce el hacerse visible ni ser ostentosa, sino que esté ahí para cuando la necesites, para apoyarte, para saber que llevas un detalle elegante y sofisticado sin imponérselo a nadie.
- ¿Cómo ves tu firma en el marco del nuevo boom de la joyería española?
- Es verdad que se vive ahora un momento muy bueno. Y también es verdad que nosotros formamos parte de ese movimiento desde un lado muy tangencial: para nosotros, creo, la joyería en sí es secundaria. Insisto: lo importante es el verso, el sentimiento, la palabra. La joyería es solo la forma de darle esencia y realidad a esto
- ¿Era tu objetivo desde el principio hacer joyas asequibles y, sobre todo, muy ponibles?
- Sí. Primero porque queríamos llegar a la mayoría. No solo para vender: es que creemos que el mundo necesita poesía. Como decía Gloria Fuertes: “Poetas, no perdamos el tiempo, trabajemos, que al corazón le llega poca sangre». Ese es nuestro espíritu. Y para esto la joya tenía que ser muy llevable: que pudieras vestirla todos los días, y sobre todo convencer a los que no leen mucha poesía. Que vean el poder del verso y piensen: “Me encanta esta frase para llevarla”. O “Le voy a regalar a mi madre este pensamiento tan hermoso”.
- Insistes en el uso de materiales nobles, pero reciclados o reaprovechados. Que es otro manera de bondad al mundo. ¿Cómo consigues esos materiales?
- Nuestro taller trabaja con la Sociedad Española de Metales Preciosos, y llevan ya muchos años reciclando oro y plata para la joyería. Cuentan con certificaciones internacionales de reciclado, y certificación de que los metales no provienen de zonas de conflicto. Esto nos da mucha seguridad. Y también sobre las piedras: vienen certificadas de origen, para no alentar malas prácticas. Creo que todo lo que podemos hacer, evidentemente a nuestra escala, tiene que servir para mejorar el mundo, o al menos para no dañarlo. Es un valor añadido: a parte de llevar una joya con un verso que te dice algo de lo que eres y lo que sientes, ¡qué menos que sea reciclada o que no sea dañina para el medio ambiente! Hoy todos tenemos esto muy en cuenta.
- Tus joyas tienen un elemento atemporal, en dos sentidos: parecen servir para cualquier momento, y parecen ser perdurables, porque sus ideas de base son eternas: letras, poemas… ¿Tuvisteis esto en cuenta desde el principio?
- Creo que éramos conscientes que los sentimientos perduran. Aunque es verdad que cambian: hoy no me voy a sentir como mañana, ni sentiré lo mismo por una persona o en una circunstancia que años después. Pero al final esos sentimientos también perduran: te han enseñado algo, forman parte de tu camino, de tu aprendizaje, de tu vida. Por eso hemos cuidado y meditado, efectivamente, la atemporalidad de nuestras joyas, pensando en que tiene que haber una transmisión: tienen que pasar de madres a hijas, algo que muchas clientas comentan ya en su compra, y también tienen que poder vestirse siempre que uno quiera.
- ¿Hasta qué punto preocupa o no a una firma joyera la mutabilidad de los cambios en los gustos del público?
- No, no me preocupa. Es verdad que hay cosas que forman parte esencial de la joyería y la moda: las tendencias. Ahora mismo se llevan mucho las joyas con letras, y nosotros claro que las ofrecemos (ríe). Hemos aportado nuestra propia versión: en minúsculas, en cursiva… realmente joyas con letras hay muchísimas, y todas resultan un poco iguales. Pero pasa con muchos elementos: que si se pone de moda la calavera, o la serpiente, o el rayo… de eso obviamente huimos, ya están los demás. Y este es un mundo competitivo, somos conscientes, y si estuviéramos pendientes de esto primero nos costaría destacar, y no seríamos fiel al principio de Laurissi, a nuestra identidad.
- ¿Buscas fomentar de algún modo la relación de la mujer con sus recursos creativos, poéticos
- Pues nuestra marca en realidad no nació con la visión de una mujer empoderada, aunque ahora somos conscientes de que sí, que la poesía empodera. Estar en contacto con nuestros sentimientos realmente facilita una actitud distinta frente a la vida, nos pone en contacto con muchas cosas. Y esto vale para mujeres y para hombres: de hecho estamos mirando la posibilidad de incluir alguna joya para ellos también. Y también creemos que la base de Laurissi, de hoy hacia el futuro, pueden llegar a ser solo las palabras: incluso una frase de una película o una canción que tenga sentido para ti.
- Volvemos al poder eterno de la palabra…
- Sin duda. Tiene el poder de inspirarte, pero también para cambiar tu día, para modificar tus hábitos… las palabras, como decía John Keating en la película “El Club de los Poetas Muertos”, las palabras y la poesía pueden cambiar tu mundo.