El artista cordobés ha dado la vuelta al mundo, llevando el flamenco a cualquier rincón, convirtiéndose en referente internacional de este patrimonio cultural de la humanidad que, orgullosos, tenemos los españoles.
No se puede hablar de flamenco sin hablar de Joaquín. Ni de Joaquín sin hablar de flamenco. Son uno. 35 años de carrera musical, así lo avalan. Pero no son los años, ni los reconocimientos, ni el talento infinito de este artista, lo que lo hace brillar. es la pasión que siente por lo que hace. Es que vive el flamenco, lo siente, lo regala generoso, lo lleva en la piel y este año nos lo trae de vuelta a Madrid, en un concierto que se ha preparado con mucha pasión por él y todo su equipo, para dar un espaldarazo al arte en nuestro país, en estos tiempos tan difíciles que atraviesa la cultura a nivel mundial.
«Vuelvo porque me entristece mucho cómo se está olvidando la cultura en España. En las televisiones y en los medios yo solo veo futbolistas y cocineros, hoy todo el mundo es chef, con todos mis respetos. Mientras, hay 700.000 familias del mundo artístico que están pasando fatiga y hambre. Y entonces es cuando te cabreas. Vuelvo, pero nunca me he ido, llevo 40 años en la profesión y me ha ido muy bien, pero como yo hay pocos casos”, ha declarado el artista recientemente, a propósito del concierto del próximo 23 de diciembre, en el Wizink Center de Madrid.
Un poco de su historia
Con tan solo 12 años, Joaquín Pedraja Reyes, mejor conocido como Joaquín Cortés, -ya instalado en Madrid, desde su córdoba natal- comenzó sus estudios en la danza y a los catorce años de edad es admitido como miembro del Ballet Nacional de España. Su carrera en el flamenco ya había comenzado.
Joaquín Cortés viajó con esta compañía por muchas ciudades del mundo, bailando en importantes teatros internacionales, como el Metropolitan Opera House de Nueva York y el Palacio de Congresos del Kremlin de Moscú. A los dieciséis años asciende a la categoría de solista y durante los próximos tres años actuará como primer bailarín.
En 1988, con 19 años, decide dejar el Ballet Nacional de España, es entonces cuando es invitado a participar endistintos espectáculo internacionales. En esta época creó la coreografía de la ópera Carmen para la Arena de Verona, Italia. También participó en el Festival Flamenco de Verano de Tokio, Japón o las galas del Lincoln Center de Nueva York, Estados Unidos. Decide fundar su propia compañía: Joaquín Cortés Ballet Flamenco.
En 1992 crea su primera obra Cibayí y con ella debuta en el Teatro Champs Elysées de París. En esta obra Cortés interpreta dos solos: una soleá por bulerías y una farruca. Cibayí supone la consagración popular del artista.
En 1995, crea su segunda obra: Pasión gitana, estrenado ese año en el Teatro Albéniz de Madrid. En sus cuatro años de gira recorre más de cuarenta países y es visto por más de un millón y medio de personas
En enero de 1999 se traslada a Nueva York, en donde entra en contacto con otras tendencias del mundo de la danza y la música. Estudia danza contemporánea. Allí inicia su colaboración con la coreógrafa Debbie Allen, con quien participa en la ceremonia de los 71.º Premios Oscar en el Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles. Y así, su carrera crecía a un ritmo imparable, gracias a su gran talento y a su trabajo incansable.
En octubre de 1999, la Unesco nombró a Joaquín Cortés Artista por la Paz por su extraordinaria contribución a la preservación y promoción del patrimonio folclórico y artístico del pueblo gitano y por su compromiso hacia los desfavorecidos y por la promoción de los valores de la igualdad, la tolerancia y la solidaridad entre los pueblos. La Unesco también nombró en 2009 su legado artístico como Patrimonio inmaterial de la humanidad,12 años antes incluso de que este nombramiento se le fuese otorgado al propio arte flamenco.
“Vuelta a la esencia»
El gran legado que nos ha dejado Joaquín Cortés, a los españoles y al mundo entero, es imposible de resumir en estas páginas. Pero lo que sí podemos hacer, es invitarles a sentir su pasión en directo, el próximo 23 de diciembre, en el Wizink Center de Madrid, donde estará acompañado de reconocidos artistas y amigos que, como él, llevan el flamenco en la sangre manteniéndolo vivo generación tras generación dentro y fuera de nuestras fronteras.